JOSÉ GAUTIER BENÍTEZ

(1848 – 1880)

*  *  * 

Poeta puertorriqueño, nació en Caguas y falleció enSan Juan. A Gautier Benítez se le

considera como el más alto exponente delpost-Romanticismo de Puerto Rico. Se le conoce

también como "El Bécquer puertorriqueño", y no sin razón, porque la influencia becqueriana

aparecea todas luces en muchos de sus poemas, tanto en cuanto a la técnica de lamétrica y

versificación, como al contenido. Hasta llegó a usar alguna vez el pseudónimo de "Gustavo".



Los Ojos de T

 

Un astrónomo viendo las estrellas

preguntó la razón

de por qué le faltaban las más bellas

a una constelación.

 

En vano ¡e1 infeliz! se fatigaba

queriéndolas hallar,

y del cielo a la bóveda miraba

¡qué habría de encontrar!

 

Cansado de mirar al firmamento

a tus ojos miró.

"¡Por fin!", exclama, y se marchó contento

pues entonces las vio.

 

José Gautier Benitez



Las Aves de Paso

  

El cielo está en calma, la tarde serena,

y el sol declinando;

y al valle tranquilo dirigen su vuelo

las aves de paso.

 

Se ignoran sus nombres, que vienen de lejos,

de climas extraños,

y todos las miran, mas nadie conoce

las aves de paso,

 

las blancas palomas, que siempre tranquilas

el valle habitaron,

reciben alegres, con tiernos arrullos,

las aves de paso.

 

Que al fin ellas vienen de incógnitos valles

y es dulce su canto;

tal vez es por raras, que halagan, seducen,

las aves de paso.

 

Y aunque hay en el valle rendidos amantes

de cuello nevado,

prefieren las blancas palomas sencillas,

las aves de paso.

 

Mas ¡ay!, que saciadas al fin de caricias,

de nidos y granos,

de nuevo levantan su rápido vuelo

las aves de paso.

 

Y al verse burladas las pobres palomas,

exclaman cantando:

Malhaya la incauta que alberga en su nido

las aves de paso.


José Gautier Benitez


  

Redención

 

Cuando uno muere, en la tumba

se queda encerrada el alma,

hasta el día que en la losa

rueda de amor una lágrima.

 

El sol el llanto evapora,

y en el vapor, a las altas

regiones del cielo asciende

tranquila y feliz el alma.

 

¡Triste de aquel que en su muerte

ninguna lágrima arranca!

¡No tiene quien lo redima

ni quien liberte su alma!

 


José Gautier Benitez